domingo, 3 de enero de 2010

Piedras grandes

A continuacion contaremos lo sucedido durante una conferencia donde el disertante se valio de un ejemplo practico.

De pie frente a la audiencia dijo: quisiera hacerles un pequeño examen: De debajo de la mesa saco un jarro de vidrio, de boca ancha y lo puso sobre la mesa, luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y comenzó a colocar una por una en el jarro. Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más rocas preguntó al auditorio. Está lleno este Jarro? Todos los asistentes dijeron Si.....
Entonces dijo: están seguros? .....Si respondió la audiencia.
Entonces de debajo de la mesa sacó un balde con piedras más pequeñas las comenzó a colocar una por una en el jarro hasta que quedaron bien acomodadas, luego de una pequeña sacudida del jarro, en los huecos dejados por las piedras grandes. Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más: Esta lleno este jarro? Esta vez el auditorio supo lo que vendría y uno de los asistentes respondieron en voz alta: Probablemente no.

Muy bien, contestó el expositor y de debajo de la mesa sacó un balde con arena y comenzó a echarlo en el balde hasta que la arena se acomodó entre las piedras y las rocas. Una vez más el expositor preguntó: Está lleno este jarro? Esta vez varias personas respondieron a coro: No!

Muy bien! contestó el expositor y una vez más sacó de debajo de la mesa una jarra con agua Comenzó a echar el agua al jarro que contenía las rocas, piedras y arena hasta que estuviera lleno Cuando terminó miró al auditorio y una vez más preguntó: Está lleno este jarro?A lo que todo el mundo respondió : SI

Cuál creen que es la enseñanza de esta demostración??? Uno de los espectadores levantó la mano y dijo: La enseñanza es que no importa que tan lleno esté tu horario, si lo intentas siempre podrás incluír más cosas. NO! esa no es la enseñanza. Replicó el expositor. La verdad es que esta demostración nos enseña lo siguiente: Si no pones las piedras grandes PRIMERO, no podrás ponerlas en ningún otro momento. Cuáles son las piedras grandes en tu vida?- Un proyecto que tu deseas hacer funcionar?- Tiempo con tu familia?- Tu fe, tu educación, o tus finanzas?- Alguna causa que desees apoyar?- Enseñar lo que sabes a otros? Recuerda poner estas piedras grandes primero o luego no encontrarás lugar para ellas.

Creatividad


Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: "POR FAVOR AYUDEME, SOY CIEGO".
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo
de madera sobre los pies del ciego y se fue.

Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y
monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él el que reescribió su cartel y sobre todo,
qué había puesto.

El publicista le contestó "Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras". Sonrió y siguió su camino.

El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía: "HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA".

Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte de esa manera.

"Para ser exitoso no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien."

El elefante encadenado


Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta entonces?, ¿Por qué no huye?

Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, a un padre, o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?”. No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.

Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él. Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.

Jamás, jamás, intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Cuento extraído del libro de Jorge Bucay (2003). “Déjame que te cuente…”. Barcelona. RBA Integral.